miércoles, septiembre 27, 2006

Acerca de la dificultad de volver atrás.


Era de tarde. Estaba muy oscuro aunque no fuesen más que las cinco. Yo me hallaba en una angustia mortal, angustia, también abatimiento, sobre todo en una angustia mortal. Extendido, sin movimiento, me preguntaba si en verdad el accidente había ocurrido, si mis piernas de hecho habían sido quebradas, o si era sólo en mi mismo (¡si sólo pudiera ser eso!) un espectáculo que había entrado demasiado viviente en las peregrinaciones y evocaciones de mi espíritu, y no me atrevía a verificar, me mantenía quieto sobre el diván rojo del cuarto del hotel sintiendo la tragedia, sin mover un músculo, teniendo miedo de verificar aquello que, a partir de esa inspección demasiado fácil, se volvería irrevocable, irrevocablemente sin duda mi desdicha, y habría querido arrojar esa desdicha fuera de mi vida. Pero estaba ahí, hacia su fin, es cierto, pero ya totalmente llena, llena de ese enorme y estúpido camión que vino hacia mi de pronto como un faro oscuro, y yo me preguntaba si sus ruedas desmesuradas realmente habían pasado sobre mí…o bien si…pero prefería, aunque fuera media hora más, solamente, abrir la puerta, dejar una posibilidad a mis piernas, pesadas ya como mojones de piedras. Demasiado bien veía que ya nunca volvería a levantarme, atacado como lo estaba con mis doce gramos de albúmina, sin una mejoría desde hace dos años, infectándome por una nada, por un pinchazo de escaramujo, y no pudiendo soportar ninguna operación a causa de mi corazón. […]
Y en eso estaba, buscando la ruta en mi memoria, cuando me vi sumido en otra preocupación, excelente señal que aprecié de inmediato en su justo valor. Y entonces, liberado de lo más pesado de la inquietud, alcé las mantas sobre mis piernas, que me parecieron intocadas y muy aptas para llevarme no bien quisiera dejar esa cama de presa, que acababa de enredarme en mi mismo, por haber querido retirarme de la compañía de los otros.

Henry Michaux.

Nota biográfica: Nació en Namur (Bélgica) en 1899. Luego de esfimeros estudios de medicina se embarca en un barco de carga. En 1924 deja Bélgica para instalarse en París. En 1956 lleva a cabo sus primeras experiencias con alucinógenos, sobre todo con mescalina, y sus primeros dibujos y textos bajo su influencia.
El texto fue tomado de "La vida en los pliegues" ( La vie dans les plis ), traducción de Victor Goldstein, Ediciones Librerias Fausto, 1976.