domingo, mayo 07, 2006

Derek Walcott -Mañana, mañana.



Recuerdo las ciudades que nunca he visto exactamente.
Venecia con sus venas de plata, Leningrado
con sus minaretes de toffee retorcido. París. Pronto
los impresionistas obtendrán sol de las sombras.
¡Oh! y las callejas de Hyderabad como una cobra desenroscándose.

Haber amado un horizonte es insularidad;
ciega la visión, limita la experiencia.
El espíritu es voluntarioso, pero la mente es sucia.
La carne se consume a sí misma bajo sábanas espolvoreadas de migas,
ampliando el Weltanschauung con revistas.

Hay un mundo al otro lado de la puerta, pero qué inquietante resulta
encontrarse junto al propio equipaje en un escalón frío cuando el alba
tiñe de rosa los ladrillos, y antes de tener ocasión de lamentarlo,
llega el taxi haciendo sonar una vez la bocina,
deslizándose hasta la acera como un coche fúnebre—y subimos.

Nota Biográfica: Walcott nació en Santa Lucia (1930). La mayoría de su obra aborda las experiencias del pueblo caribeño y en algunas, reflexiona sobre su herencia, una mezcla de culturas africana, inglesa y holandesa. Entre sus libros de poesía destacan Otra vida (1973), Uvas de mar (1976), El reino de la manzana estrellada (1979), El viajero afortunado (1981), Verano (1984), El testamento de Arkansas (1987) y Omeros (1990).

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Poronga poronga poronga
poronga no lo pienses más
este blog de capa caída
de pronto se ha vuelto vulgar

2:56 a. m.  

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